Lo que no se sabe, lo que no se dice, lo que no se habla

 

Lo que permanece oculto, secreto puede a veces convertirse en un monstruo. 

Decir lo que siento, contar lo que me pasa, ponerle palabras, compartirlo con una persona que sabrá escuchar con amor y sin juzgar, es un primer paso para sacarlo a luz y no sentirme sola con eso que me sucede. 

Recibir ayuda adecuada es un segundo paso; aceptar esa ayuda y llevarla a la práctica es un tercer paso para salir del estado de confusión e inamovilidad interior.

Averiguar la información que necesito para tomar decisiones, moverme, salir del ostracismo, es parte del proceso de sanación. 

Escribir  sobre nuestros miedos, vulnerabilidades también es un ejercicio de ayuda.

Cuando no hablo de lo que me sucede, cuando callo, me puedo sentir sola con esa situación que se vuelve ingobernable. Por eso, hablar con personas de mi confianza, entregarlo en mis oraciones, son acciones para ayudarnos. 

Gracias por leer, abrazo luminoso.