Por un lado, reconozco que soy un ser humano con una individualidad y singularidad que me caracteriza y me diferencia de los otros seres humanos.
Sentir que el otro es otro, que tiene un mundo interior diferente al mío, que no es una extensión de mí, es una afirmación posiblemente cierta.
Por otro lado, cuando hago daño al otro, hago daño a un semejante a mí, a un ser humano. "Los seres humanos, los seres humanos, ¡no olvides que tu eres uno de ellos¡""Ya no creo en absoluto que podamos corregir nada en el mundo exterior que no hayamos corregido primero en nosotros" (Etty Hillesum dice en su libro Un Itinerario espiritual).
Entonces, ¿cómo es? Creo que son dos aspectos al mismo tiempo, darme cuenta de mi individualidad, con mis particularidades y expresiones que me caracterizan como individuo y a la vez darme cuenta que soy uno con los otros, y que esos otros son seres humanos como yo. Aquéllo que hago a los otros, los afecta a ellos y a mí.
Si en mis actos hay bienestar hacia mí, y soy consciente de ello, eso podré dar a los demás y el impacto será en ese sentido de la energía.
Si en mis actos hay emociones como resentimiento, enojo, querer tener la razón (si bien son reacciones) y si me identifico con esas emociones, eso mismo daré a los demás y el impacto de esa energía en los otros. No olvidando, que además esa energía densa traerá consecuencias para mi mente, cuerpo y mi interioridad.
Reconocer y tener consciencia momento a momento de estos aspectos en mí y que actitud tomar porque soy una con otros, creo que es un trabajo diario en el camino interior.
Gracias por leer, abrazo luminoso.
Comentarios
Publicar un comentario