Cuando no resulta...


Aceptar que no resulta. 

Cuando no resulta lo planeado, lo imaginado, lo deseado, hay algunos caminos posibles. El camino automático es sentir tristeza o cierta pérdida, el otro camino es aceptar lo acontecido, sentirlo, no negarlo y seguir. Al principio puede costar, y luego en ese cambio puede sentirse la fuerza escondida de la renovación, de eso nuevo que no se sabe como será y que tiene un sabor esperanzador. 

Los cambios inesperados y aún los que se ven venir, siempre abren posibilidades de crecimiento interior. La cuestión es poder contar con un modo de interpretar agradecido. Si aparece una fuerza interior renovadora puede ser señal de que una parte nuestra se recupera o uno se conecta con un sentir interior que estaba como olvidado. Esa pérdida trae un vacío, un espacio para lo nuevo.

Cuando no resulta... entonces... volver a empezar. 

Abrazo luminoso