Recuerdo que en un retiro en un campo universitario jesuita, conocí el Laberinto del Peregrino dibujado sobre el césped del parque, replicando el que se encuentra en la Catedral de Chartres del Siglo XIII.
Representa un circulo o mandala espiritual. Dicen que durante la Edad Media, los pobres que no podían viajar a Jerusalen, transitaban una "imaginaria" peregrinación en esa Catedral, recorriendo todas las vueltas y giros.
Antes de empezar a caminar por el laberinto, un cartel sugería hacer: este laberinto con la mente y el corazón abiertos y que el mandala se convertía en espejo que responde a las preguntas sobre quienes somos y donde estamos en nuestra vida.
Al recorrerlo, en aquél momento, caminaba por la periferia, parecía cada vez mas lejos del centro, sin embargo continue caminando, y de repente aparecí en el centro.
Recorrerlo me dejo la sensación de que aunque al iniciar el mandala parecía tan lejana del centro, estaba muy cerca.
Cada vez que me siento lejos del camino espiritual, o por momentos me olvido de él y soy tomada por los pensamientos, preocupaciones.... recuerdo que aun, ese aparente alejamiento me lleva con mas fuerza al centro y volver al centro es algo que necesito hacer, poner atención.
Lo único que importa es la confianza de saber que estas en el camino. El sendero que te conduce al centro es angosto, pero te conducirá a la fuente de la vida. Solo tienes que permanecer en el camino. (cartel del Laberinto)
Cuidar que la llamita interior siga encendida siempre, pase lo que pase.
Alimentarla diariamente o estar en el camino todos los días.
Gracias por estar. Abrazo luminoso.