Me gusta la moderación, al hablar, al expresar ideas, en el trato con el otro, la armonía. Dicen que el Universo es armonía.
La energía de la moderación, me resulta suave, delicada, sin imponer, sin declamar, sin absolutismo, sin señalar.
La moderación abre caminos, permite la reflexión, la confianza de poder ser sin juicio del otro, permite el Amor. El Amor como acción de lo real. El Amor en la vida cotidiana. Mirando a los ojos, escuchando con todo el cuerpo al otro, aceptando todo su ser con oscuridades como las mías.
Y quizás, decir alguna palabra de ayuda si lo pide, o simplemente una caricia en el rostro, una mirada de comprensión en silencio.
Comprensión que palabra tan inmensa y bella. Comprender me llama al Todo, incluye lo que me gusta y disgusta y aun así observar Todo, sin juzgar. Me gusta ese camino y me dispongo a seguirlo.
Cuanto más comprendo y acepto, mas puedo hacerlo con el otro.
¿El otro muestra sus sombras y que hago? ¿Las rechazo, me enojo o las acepto?
Si transito el dolor al ver mis sombras y las abrazo, marcan un camino para volver a mi interioridad. Ese contacto con mi oscuridad luego proyecta una luz interior y otra vez ese Amor interno compasivo reaparece. Y me enseña que si puedo profundizarlo conmigo quizás pueda practicarlo con los otros.
Uno de los hallazgos más humanos que descubro es poder escuchar al otro sin juzgarlo, y ver de qué manera puedo ayudar cuando lo pide. Esa manera es un acto de amor.
Me gusta la moderación, no la siento tibieza, ni falta de poder ni de fuerza, al contrario, es más fácil enjuiciar, reaccionar, señalar.
La corrección permanente hacia el otro puede volverse presión y entonces se aleja de la interacción moderada.
Para practicar la moderación aprendo a silenciar todas las voces que demandan la exigencia, la perfección, y así se abren las orejas para escuchar, para sentir al otro con toda su inmensidad, con todo su mundo con dolores emocionales como los míos.
Hacer servicio puede ser de muchas maneras, esa puede ser una manera y el corazón se vuelve Vivo en ese encuentro.
Descubro que cuanto mas me ayudo y ayudo, aparece una soga energética desde distintas personas, por medio de un llamado, con un libro, de formas inesperadas.
La Moderación para Ser, para Amar, moderación al Sufrir, me parece la carta evolutiva de este día y de cada día, para jugar en el escenario que muestra la Vida.
Gracias por estar ahí. Abrazo luminoso.
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