La cosa no sucede cuando yo quiero, sino cuando el Universo lo quiere, y entonces acontece aquello deseado. Luego, con el paso del tiempo me doy cuenta que, eso deseado ocurrió mucho después, dado que en la época de mi deseo no estaba preparada para recibirlo, así que, como dicen en una escuela de filosofías La vida siempre tiene razón.
Todo lo que viene, lo que aparece con la vida, que tildo de dificultades o bienaventuranzas, son situaciones que mi mente clasifica, por agradable desagradable, mi mente es limitada y no puede ver que, aun las situaciones dolorosas de la vida, fueron escalones a los que fui subiendo para crecer interiormente. Marcas que quedan grabadas para siempre para estar en contacto con esa interioridad. Ojalá pudiera aprender más fácilmente, sin embargo, las experiencias dolorosas fueron en las que más crecí. Será por eso que dicen: luego de tanta oscuridad viene mucha luz.
Al recordar el pasaje de esos momentos, luego vino una renovación energética, crecimiento y posibilidades inimaginables desde mi mente.
Es que la mente ve en partes, en opuestos y la conciencia ve en totalidad. Esa totalidad puedo percibirla a veces y al mirar ciertas situaciones de vida puedo ver una totalidad de sentido, de circunstancias que se fueron tejiendo, aunque en el momento de los hechos no pudo asimilarlo de esa manera.
Aceptar esa limitación es confiar en que el Universo, aun cuando se trate de una situación que interpreto dolorosa, tiene algo mucho mejor para mí, que no puedo imaginar, ni ver, porque el Universo es infinito, eterno, abundante, sabio y aunque yo soy parte de él, me cuesta percibirme y percibir de esa manera.
Gracias por estar ahí. Abrazo luminoso.